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ARIANE

 

 

 

 

 

Me ha entusiasmado este film, como siempre Audrey Hepburn nos hace soñar con un idilio complicado y repleto de estratagemas magníficas capaces de enamorar al más difícil de los hombres. Gary Cooper desarrolla un papelón haciendo que el mérito no sea sólo de "Ariane". Me ha parecido una película muy real, junto con la divertida figura del padre detective, y que en nuestros días se da muy a menudo. Cada vez es mayor el número de personas que evita tener complicaciones en la vida como el amor y prefiere ir rompiendo corazones, provocando dificultades a la otra persona y gozando únicamente ella. Sin embargo como a todos el amor finalmente llega, gracias a alguien de sentimientos puros, con muchos recursos y tremendamente inteligente. El guión es divertido y sencillo a la par que interesante, sin duda Billy Wilder lo ha sabido plasmar a la perfección en esta película. La recomiendo a todas aquellas personas que tengan ganas de pasar un buen rato riéndose. Los zíngaros junto con el marido "cornudo" son buenísimos. Las escenas dentro de la habitación, unos con el carrito y las copas, y el otro buscando a su esposa, son inolvidables y graciosísimas. Entretenida y bastante divertida comedia romántica de Billy Wilder, aunque en mi opinión en absoluto comparable a sus obras maestras. Esta película presenta ciertamente un emotivo romance combinado con momentos muy divertidos, asi como un encantador retrato de la ciudad de París. El guión, primera colaboración Wilder-Diamond, es digno de sus autores, la fotografía excelente y en cuanto a los actores todos geniales...En definitiva, película aceptable y, en cierto modo, injustamente olvidada, aunque digna de verla nuevamente o por vez primera.

 

 

Ariane, una cándida estudiante de música, queda subyugada por la figura de un maduro playboy, Frank Flanagan, multimillonario americano que, mientras recorre el mundo atendiendo negocios, seduce a mujeres de toda edad y condición, sin preocuparse por los eventuales escándalos. Sus costumbres dan tarea a detectives privados allí por donde va. Uno de ellos, en París, es el padre de la estudiante. En sus dossieres profesionales, repletos de informes sobre Mr. Flanagan, curiosea ella. El amor romántico-soñador intenta triunfar contra corriente, en un contexto dominado por el estilo hedonista, hecho de relaciones efímeras y aisladas, coleccionables. Tan adverso medio obliga a Ariane a un complejo despliegue estratégico. Se resistirá a ser convertida en conquista fácil y desechable, un trofeo en la pared del cazador. Haciéndose valer, empieza por no revelar su nombre, que se quedará en la inicial. Para seguir, da rienda suelta a una ágil fantasía: inventa una identidad nebulosa y ficticia, capaz de competir en seducción con el galán a cautivar. Creciéndose en la dificultad, alivia un miedo del espectador: que todo consistiera en un caso de inocencia arrollada por un casanova sin escrúpulos. Las edades de los personajes, tan diversas, desequilibran un poco el argumento....Por otra parte, Audrey Hepburn parece más joven de lo que es y Gary Cooper  más viejo, lo desequilibra un poco...Cooper fue la segunda opción, tras la negación del actor Cary Grant. Por momentos, el intérprete aparece demasiado mayor para encarnar a un seductor tan irresistible a los ojos de una jovencita virginal. Ese inconveniente explica la frecuencia con que el rostro del actor sale en sombra. Y probablemente “Ariane”, a pesar de todo es un gran film.
 

Un cuarteto musical ambienta los galanteos de Mr. Flanagan en el Ritz. Que interpreten casi exclusivamente la pieza “Fascinación”, pero no sólo intervienen como músicos; también como bebedores, en la antológica escena de la mesita rodante, una de las varias escenas memorables que “Ariane” ofrece, como todas las buenas películas de Wilder. Justo en el mismo año de la realización de su obra maestra "Testigo de Cargo", Wilder estrenó también esta deliciosa cinta sobre la sempiterna historia del amor...De hecho Wilder, como bien se encarga de introducirnos en el prólogo de la cinta, nos presenta distintas formas de amor..., y precisamente en París...Con una más que brillante fotografía en blanco y negro a cargo de William C. Mellor, en escenarios bastante localizados de París como el hotel Ritz en la plaza Vendome, explanada octogonal de esquinas truncadas en cuyo centro se alza la columna Vendome inspirada en la columna Trajana de Roma y como homenaje a las victorias de Napoleón en terreno alemán..., y donde en la suite número 14 se hospedaba uno de los protagonistas......O la Rue Mallenbranche, en la margen izquierda del Sena donde habitan los otros dos protagonistas de esta estupenda historia de amor...infravalorada pero realmente estupenda y deliciosa, y a la altura de las grandes comedias de Wilder y de siempre...Con música de Franz Waxman.....son canciones tocadas por el inolvidable cuarteto zíngaro entre copas de Champagne, y en la suite nº 14 del hotel Ritz durante una o dos semanas en París, las que quedarán grabadas a fuego en la mente del espectador...


 

 

 

 

En definitiva una de las grandes obras del maestro absoluto de origen vienés y semita, brillantemente narrada, con una deliciosa puesta en escena y unas actuaciones espléndidas, a pesar de la edad de un siempre estimulante Gary Cooper......Y es que París se diferencia de las otras grandes ciudades del mundo como Londres o NY básicamente por dos cosas; la comida y el amor...un amor de distintos tipos, aunque el narrado aquí se catalogue como un amor ilícito pero igualmente delicioso... El recurso de la voz en off como elemento narrativo corre a cargo de Maurice Chevalier un detective privado dedicado a la investigación de "amores ilícitos"...Subido en lo alto de la columna Vendome, con la estatua de Napoleón al lado, Claude espía a una señora, víctima de las artimañas amorosas de Frank Flannagan, un rico playboy norteamericano dedicado a los negocios del petróleo, la construcción, la bolsa y los sloganes para la pepsi-cola...y que cada año en la época estival alquila la suite nº 14 del Ritz, Claude, viudo, vive en un segundo piso de la Rue Mallenbranche junto a su hija Ariane, una joven estudiante de conservatorio especializada en el violoncello, y entre archivos sobre infidelidades varias...Cuando Claude le chiva al marido señor John MacGiver, el asunto, éste toma la decisión de ir a la susodicha suite del Ritz para tomarse la justicia por su mano...Alarmada y fascinada por el atractivo galán de las fotos de su padre, Ariane decide ir a avisarle... A través del balcón de la vecina y su gracioso perrito Nerón, Ariane se cuela en la suite del playboy y le advierte del peligro...Lo que no sabe Ariane es que a partir de entonces, su vida se verá afectada por un dulce veneno... precisamente del hombre equivocado...un hombre cuyo lema es "ama y huye", y para quien el compromiso no es más que una cita entre avión y avión...Tal vez por eso amo Francia....país que nunca llora ni se compromete, pero AMA...


 

 

 

 

Claude quiere que su hija se relacione con Michel, un joven compañero de conservatorio, sin embargo Ariane no puede evitar caer rendidamente enamorada del maduro playboy, aunque en ocasiones deba fingir un currículum amoroso que equilibre la balanza del galán...Al final...en un tren...Frank y Ariane escapan juntos de forma inesperada a la Riviera francesa, mientras su padre sonríe satisfactoriamente y los músicos entonan el vals "Fascinación"...Audrey Hepburn, con esa sonrisa brillante y llena de ángel. traspasa la pantalla y hace guiños sensibles y soñadores... Decir que Ariane es una película para dejar soñar a la imaginación más romántica del mundo es quizá una manera sencilla de definir el momento para ver esta deliciosa película. Escenas que quizá alguna vez entre sueños te pareció protagonizar con aquel imposible amor, dejando escapar suspiros, sonrisas y todo aquello que conmueve a los sentimientos de quien los posea. La recomiendo para todos aquellos que se dejaron fascinar por Audrey y de vez en cuando le devuelven la sonrisa a través de sus películas, la recomiendo a quienes no la conocen y sienten hambre de dulce, de sueños y de sensibilidad. La recomiendo a todos aquellos que simplemente han tropezado con estas líneas y a los que no dieron el traspié sino que fueron caminando directamente hacia ellas. Simplemente, al igual que el nombre del famoso vals del film. Siento debilidad por las comedias románticas, sobre todo si me llegan a la fibra, hasta ahora no sabía lo que me había perdido al no haber tenido conocimiento de que existía esta preciosidad. Pero, como un amigo me comentó antes de que yo la viera, "tienes mucha suerte de no haberla visto aún, porque tras la primera vez desearías que hubiera otra primera vez para ella". Y es cierto. Yo, como todos, desearía que hubiera otra primera vez para tantas películas, y para tantas cosas... Por eso, la primera vez en la que uno recibirá un hermoso regalo será tan especial y tan única que querremos guardarla en el cofre de los tesoros, y que fuese como cuando rebobinamos un vídeo para regresar a una parte que nos gusta volver a ver, pero que también pudiésemos rebobinar nuestra memoria, borrar el trozo grabado en ella y experimentar de nuevo todo ese torrente de emociones.

 

Quisiera regresar atrás y que mi mente olvidara el atrevimiento de esa chica que osa enamorarse de un galán maduro y pese a su juventud e inocencia, entrar como una digna contrincante en el juego del amor sin figurar como una simple muesca más en un cinturón repleto de muescas. Tocar ante las narices del seductor, la arriesgada melodía que él ya ha tocado tantas veces, pero mejorándola considerablemente porque ella la toca con todo su amor y su sentimiento, y procurando que él no advierta que esa música es puro amor, para proteger su corazón de mujer enamorada y que no sea arrojado como si fuese una cáscara vacía. Se adelantará, con audacia, a esos pasos mecánicos y calculados, intentando cazar al cazador en sus propias redes...Un alarde de cine prodigioso alimentado por la imagen de un París de ensueño, sin apenas salir de una modesta casa y de una suite del Ritz. Por la extraordinaria interpretación de Maurice Chevalier, el veterano actor que ofrece el complemento perfecto como padre amoroso, divertido y adorable. Por la inextinguible magia de Audrey, que con ese rostro de ángel, esa silueta menuda y breve y con esa capacidad para transmitirlo todo con una mirada, con esos ojos que son el mundo entero, basta para llenar cada rincón. Por Gary Cooper, por esa ternura que provoca la confusión en un hombre que es perro viejo y que creía sabérselas todas, y que pasa por la vida huyendo, para encontrarse por fin con alguien que romperá todos sus esquemas. Y por ese amor de tarde, por esa fabulación inventada para pagar con la misma moneda, por esa chica que simula un amorío pasajero. Que retorna cada anochecer a una casa que le parecerá triste, a una vida que le parecerá insulsa y solitaria, mientras espera otro año más para volver a jugar a un juego que la seduce tanto como la lastima. Aunque sólo sea por un amor de tarde....“¿Cómo lo haría Lubitsch?”, se preguntaba el cartel que, cuentan, presidía las paredes del mítico despacho donde Billy Wilder se reunía con sus colaboradores para escribir sus historias. Lo que más admiraba Wilder de Lubitsch, con quien había trabajado como guionista en los primeros años de su carrera en Hollywood, era la elegancia con que desarmaba a los censores del código Hays, la extrema sutileza con que abordaba los temas más comprometidos, especialmente el sexual. “Allí donde otros directores dicen dos y dos son cuatro”, afirmaba Wilder, “Lubitsch solo dice dos y dos. El espectador hace el resto”. Eran otros tiempos, claro....


 

 

 

 

Por si todo fuera poco, aún nos queda un magnífico final, en una estación como no podría ser de otra forma y que termina por convertir la película en una obra imprescindible, una película destinada a sorprendernos desde la discreción que la acompaña. Cuando se analiza fríamente el argumento de esta película, de observa la maestría de Wilder tanto para escribir el guión conjuntamente con Diamond como así también para dirigir dos grandes actores como Cooper y Hepburn, nos permiten obtener una comedia romántica fácil de disfrutar. Muy bien llevadas las situaciones y los tiempos con jugosos diálogos. Como dato curioso, señalo que la graciosa orquesta integrada por The Gypsies que tocan su rutina hasta el final, me hicieron encontrar una similitud con la orquesta de Titanic que también tocó hasta el final. Una gran película de Wilder. El acercamiento de Wilder al material que tiene entre manos (estamos hablando de una producción de 1957), por su audacia, se revela mucho menos despiadado de lo que aparenta, una reivindicación de la autenticidad frente a las máscaras de las convenciones sociales. Lo que atrae a Frank es esa inocencia pícara que llega a descolocar al playboy acostumbrado a que nadie se le resista a sus caprichos, y la imaginación desbordante de nobleza ante el verdadero amor que esgrime Ariane....Cooper esta correcto en el personaje. Como es habitual en el cineasta, el humor se mueve entre lo mordaz y lo esperpéntico, Frank es un galán de guardarropía: su teatro es la habitación del hotel donde seduce a sus conquistas, y su única arma, aparte de su estilo ridículo, es el curioso cuarteto de músicos que ameniza con música de fondo sus aventuras... La escena final en la estación de tren de París, definen al cineasta a la hora de transmitir emociones, nadie como Wilder conoce la fragilidad del ser humano, y “Ariane” revela, así, no tanto una comedia, como un ejercicio de estilo sobre el propio género.

 

Conjunción total: un guión redondo, grandísimos actores, y lo más importante, la maestría de Wilder, hacen de esta película una obra maestra. Es un placer observar como inicia Billy Wilder todas sus películas. Como introduce al espectador en sus tramas, con esa consistencia y esas ganas de enganchar desde el principio. Se nota que comió del mismo plato que Ernst Lubitsch. Entre las múltiples parejas que se besan al principio de la película me llamó la atención , la pareja que lo hace en la calle cuando está pasando un camión cisterna, que los chorrea. Esta escena se repite dos veces, y en las dos se hace de la misma forma. Los estudiosos piensan que si la escena la hubiera rodado Lubitsch, cuando pasaba el camión, al llegar a la pareja, hubiera bajado el agua a ras de suelo para no mojarlos.

 

 

 


Por último, comentar como Wilder quiso hacer una variante de "Vacaciones en Roma" de su amigo William Wyler estrenada 4 años antes viendo el éxito que había tenido y haciendo que repitiera la cara angelical de Audrey Hepburn. Por cierto....

Dos películas dignas de los mas encendidos elogios.

 

 

GRACIAS MAESTRO WILDER

 

 

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