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J.F.K. CASO ABIERTO

 

 

 

 

 

 

Los asesinatos de los hermanos Kennedy tienen su origen en el complot que comenzó con la desaparición de la actriz Marilyn Monroe. Muchos eran las personas que querían vengarse de los hermanos. La conspiración la tejieron Edgar Hoover, Sinatra, Giancana, familias mafiosas de EEUU y muchos políticos relacionados, así vamos a ver como la tela de araña que de extensiones kilométricas, abarco muchos años de la política en América. Quiero correr un tupido velo a nombres que sin estar en primera plana, se beneficiaron de tales crímenes. La película JFK, trata esencialmente del crimen de Dallas, al reabrirse el caso...Oliver Stone al que tengo un respeto reverencial, es el encargado de hacernos pensar, y os aseguro que al terminar este articulo, esos tupidos velos dejaran de ocultar tan enmarañada conspiración.

JFK es sin duda una de las mejores películas que he visto. Sus virtudes son muchísimas. Pero destacaré dos: la primera su excelente montaje, nunca creí demasiado en los Oscar pero no he visto uno más merecido que el que le dieron al mejor montaje. Para mi absolutamente insuperable y complejo. Una combinación de imágenes de ficción, reales, documentales, blanco y negro, ficción adaptada a modo de documental... Y la segunda el enorme mérito de tener al espectador tres horas en vilo sin dar ninguna solución. Porque esa es la clave, Stone no busca al culpable, lo que busca es demostrar la inverosimilitud de la versión oficial y hasta que punto se ha querido engañar al pueblo. Nos da una oportunidad de replantearnos la historia. Dicho todo esto podría destacar muchas cosas como la banda sonora, las buenísimas actuaciones, el nivel de tensión e intriga que consigue y sobretodo las memorables escenas de Donald Sutherland y el final con el juicio y la exposición de Costner. En definitiva una película que no deja indiferente, valiente y polémica. Quizá esa sea su mayor virtud. La de dar un golpe encima de la mesa. La de ser valiente y provocar al espectador. Y todo ello gracias a un esfuerzo de documentación y realización monumental e innegable. Una joya. La escena en la que aparece Donald Sutherland como el Señor X es de visionado obligatorio para todo aquel que le guste el cine. Absolutamente brutal.

 


Costa-Gravas decía parafraseando una conocida frase que siempre aparece en las películas: “Cualquier semejanza con personas o lugares realmente existentes, no es coincidencia: es intencional.” Desde esta mirada, el cineasta pasa en esta circunstancia de artista, con el todos relacionamos su labor, a historiador. Así, la interpretación denuncia que nos ofrece busca siempre situarnos no como espectadores, sino como testigos de un hecho crucial, impidiéndonos tras todo lo visto dejar que éste caiga en el olvido y la mentira. Stone, con “JFK”, explora esta posibilidad en toda su profundidad, pues en esta película, el director juega con la polisemia de un término como “historia” que, por una parte, remite a los “hechos” pero también al “relato” de los mismos. No hay historia sin relato de la historia. “JFK” es la cámara hecha bisturí. Un bisturí impúdico, enérgico, reiterativo pero no redundante, valiente... Así, el acercamiento de Stone al magnicidio se aproxima al que se realizaría en una autopsia, mostrando, con ese amor por el detalle que tiene toda la película, la conspiración en torno a este hecho en el que el autor fija una frontera que quiebra al país, comenzaría después la pesadilla de Vietnam, en la que Stone participa. Esa conspiración ayuda a Stone a fijar la intriga que contiene la película y que logra atraparnos desde el primer fotograma acompañándonos. Pero es aquí donde Stone muestra toda su genialidad, pues en su intención de querer hacernos testigos, el director opta por romper los códigos de este género y acercarse con un brío enorme, (el montaje es frenético, abundan los planos de cámara en mano como si estuvieran recogidos “en vivo”, el paso del color al b/n) a las orillas del documental haciendo un drama que con tintes biográficos (muestra la odisea de J. Garrison, el único fiscal que presentó cargos por este asesinato) se convierte en un incómodo documento histórico. Es en la mezcolanza de estos dos registros (el puramente documental con la utilización de archivos históricos por un lado, y la reconstrucción especulativa que realiza en base a las investigaciones de Garrison, por otro, donde la película alcanza su cenit. La media hora final, donde K. Costner demuestra su teoría son realmente magistrales. Pero todo está a esta altura. El reparto es espectacular, con un G. Oldman espléndido como es habitual siempre en él, un J. Pesci igual de histriónico que siempre, pero tan impecable como cuando trabaja con Scorsese, un T.L. Jones magistral, y así con el resto del elenco, intervienen Jack Lemmon y D. Sutherland dejándonos con la miel en los labios de lo soberbios que están. Es una película con tanta fuerza, que el único “pero” hay que situarlo en las caídas que se producen cuando Stone muestra la vida cotidiana de Garrison.
“JFK” es una obra maestra dura y escalofriante



MARILYN MONROE Y LOS KENNEDY

 

 

IMÁGENES PARA LA HISTORIA


François Forestier escribe críticas e informaciones de cine para el semanario Le Nouvel Observateur. A sus 62 años, es un hombre fascinado por el Hollywood clásico. "No por el de Scarlett Johansson", matiza muy bien..... Se ha tirado media vida entrevistando a los grandes del cine. Muchos de ellos, como John Huston, le fueron contando historias de Marilyn que empezaron a germinar en su cabeza. Autor de autobiografías de Howard Hugues, Aristóteles Onassis y Martin Luther King, además de novelista, declara su fascinación por esta historia entre dos niños egocéntricos, entre una mujer, tal y como la describe, sensible, enamoradiza.... "Kennedy era un niño rico, con la arrogancia del niño rico que piensa que no le puede pasar nada. Pensaba que aunque se descubrieran las partes más oscuras de su biografía, nunca pasaría nada".

Marilyn conoció a Kennedy en 1954, en una fiesta en casa del productor Charlie Feldman. Una fiesta a la que acudió con su marido Joe DiMaggio, en la que bailó acaramelada con su admirado Clark Gable y en la que se cuenta que deslizó un papel con su número de teléfono en la chaqueta del entonces joven senador norteamericano. Durante ocho años se sucedieron los encuentros entre ambos. El 24 de mayo de 1962, Monroe recibe la llamada de Peter Lawford.

-"Se acabó, Marilyn. No debes intentar ponerte en contacto de nuevo con el presidente. No debes volver a verlo, ni llamarlo por teléfono "-.

Ante las lágrimas de la estrella, Lawford le dijo duramente:

-"Marilyn, sólo has sido una mas para Jack "-

La actriz cayó meses después con Robert Kennedy y cuentan que esta relación la mantenía viva, ilusionada, con ganas de trabajar mas, de hecho antes de ser asesinada, la actriz tenia mas de cuatro films firmados y una explosiva rueda de prensa, donde a su modo, pretendía vengarse de JFK, contando intimidades que le fueron reveladas cuando estuvieron juntos... Pero amigos míos lo que sigue es sabido ya por todos los que la admirábamos y este si que será un caso "NO-ABIERTO".

 

Sin lugar a dudas “J.F.K.” es uno de los ejercicios cinematográficos más complejos y ricos de los últimos veinte años. No se pretende buscar sólo el lado lúdico de la vida, sino formar al espectador que tiene la suerte de visionar su metraje. Y no lo hace de la forma y manera que los documentales de ONGS nos tiene acostumbrado últimamente; no, lo hace razonando, esa palabra que tanta gente ha olvidado poner en marcha en sus vidas. Si todos los años tuviéramos al menos una película como J.F.K en las carteleras el cine merecería la pena, pero desgraciadamente lo dudo. La película de Stone tiene además doble mérito, no sólo es un torrente de investigación académica de tesis doctoral, es además bella. Su fotografía y su montaje son de lo mejor de la década. Fondo y forma unidos como pocas veces se ha visto. La nómina de actores de la cinta es envidiable, destacando muy especialmente Donald Sutherland, Joe Pesci, Gary Olman y el propio Kevin Costner, en uno de sus mejores papeles. En cuanto al argumento en sí, pretender resolver una pregunta:... ¿Quién mató a Kennedy?...  Afortunadamente y sobre todo desde 1970 con la Ley de Libertad de Información se ha podido investigar mejor el tema y han salido libros, estudios, documentales y películas que han ayudado a arrojar luz.. Aunque es posible que hasta el 2030 no lo sepamos nunca. De todas formas quiero romper una lanza por la comisión Warren. Nunca en ningún momento, dicha comisión señaló en sus informes que Lee Harvey Oswald  fuera legalmente el único culpable del asesinato del Presidente. Es más en sus gruesas páginas, tampoco se descarta que hubiera más personas involucradas, simplemente que para acusar en un país democrático hay que tener pruebas concluyentes y nos las hubo. Es como la diferencia entre ser inocente y no culpable, que tiene matices diferentes. En el primer caso se prueba tu inocencia, y en el segundo no se puede demostrar tu culpabilidad aunque existan indicios de lo contrario. De todas formas John Fitzgerald Kennedy tiene un halo de mito que no corresponde con la realidad. Fue un gran presidente, no cabe duda, pero su carácter problemático e inestable no le ayudó. En el fondo era como un niño. Aficionado al alcohol y todo tipo de pastillas, y entregado a una vida disoluta, necesitaba a las prostitutas día sí día también y le convertía en un hombre inmaduro que reforzaba una vertiente hedonista peligrosa con el cargo que ocupaba. Y eso molestaba mucho por ejemplo al jefe del F.B.I., Edgar Hoover, que siempre se opuso a su relación con Marilyn Monroe

 

La película va examinando todos y cada uno de los posibles interesados en acabar con Kennedy, desde la C.I.A, el F.B.I, los castristas, los anticastristas, Lyndon B. Johnson, los militares...incluso la mafia, no hay que olvidar que Joseph Kennedy, padre del Presidente, amasó su fortuna durante la época de la prohibición gracias a la mafia, y esta nunca le perdonó que luego se olvidaran de ellos.Yo añadiría algunos grupos más, los segregacionistas por ejemplo que nunca vieron con buenos ojos los capotes de Kennedy a los negros o incluso los israelíes, que detestaban al Presidente por ser pro-árabe e inmiscuirse en sus planes atómicos.

Y puestos a especular, podía añadir la vertiente esotérica, la famosa maldición de los Kennedy, aquella que les echó un amigo y compañero del padre, antes de suicidarse cuando se vio traicionado y abandonado por su socio:

 

-"Durante siete generaciones la desgracia os acampanará estéis donde estéis "-..

 

 

Amigos míos, nos hallamos ante el más elaborado, complejo y eficaz montaje de la historia del cine, al servicio de una trama magistral, una denuncia de la manipulación, engaños, dobles juegos y traiciones que imperan en el gobierno estadounidense y que al final acaban pasando factura al pueblo, a la vez que le ocultan todo. ¿Quién asesinó a Kennedy?, o mejor aún, ¿quién dió la orden de hacerlo, y por qué? Probablemente nunca lo sabremos, pero Oliver Stone se halló más cerca de la verdad que la comisión creada por EE.UU. para investigar el caso. Es cierto que se ocultan o manipulan ciertos detalles: Oswald no era un tirador mediocre, era un crack con el rifle, pero no influyen en el desarrollo global del caso, ni evitan que Oliver Stone lance un mensaje imponente: el pueblo tiene derecho a saber la verdad por encima de todo. En definitiva, portentoso, barroco e inmejorable trabajo de Stone, su obra cumbre, un estremecedor alegato contra la manipulación y engaño por parte de las autoridades y un grito a favor del derecho del pueblo a saber la verdad. John F. Kennedy, su elegante esposa Jacqueline Bouvier y sus dos hijos pequeños Caroline y John-John se convirtieron en la familia con más estilo que haya llegado a la Casa Blanca. Así nació la leyenda de los Kennedy como los personajes idílicos de Camelot, y se adueñaron de los medios y de la imaginación popular. Por supuesto, después se supo que John F. Kennedy engañaba a su esposa con infinidad de mujeres y surgieron los rumores de que tanto él como su hermano menor Robert Kennedy tuvieron un gran romance con la actriz Marilyn Monroe. La muerte de Marilyn sigue siendo un misterio. Ella jamás se suicidaría por los Kennedy, a quienes dijo que iba "a denunciar públicamente" cuando ambos hermanos la abandonaron y nunca más quisieron contestarle el teléfono. Pero Oliver Stones aunque no toca este tema en el film, entre sus proyectos, tiene la esperanza de dejar muy claro que la actriz  fué cruelmente asesinada, por la Mafia Americana, Los amigos de Sinatra, el jefe del FBI Hoover y los poderes internos del propio Robert Kennedy..en un próximo proyecto bastante anmarañado.. 

 

Las secuencias en las que Garrison se enfrenta a su esposa, descreída del asunto conspirativo y firmemente convencida de que Oswald era malísimo y el gobierno de su país una bendición. Yo entiendo que la intención de Stone es darle un toque humano al juez Garrison, con el hogar, la bendición de la mesa y todo eso, pero se podría haber hecho de otra forma y no dejando a la esposa entre tonos pastel, pero el personaje era así, y Oliver Stone siempre ha sido fiel...y mira que esto es difícil en el cine. Todos lo demás es, simplemente, de obra maestra. Por lo que cuenta, por cómo lo cuenta, por los individuos impagables que pululan en todo el metraje: Pesci, Lee Jones, Oldman... Hasta el mismo Costner en su mejor momento y se merece nuestro aplauso. Pero el que se lleva la palma, el que deja una huella imborrable en el recuerdo es Donald Sutherland. Su pequeño papel de Mr. X es la guinda del pastel. Lo que dice, y cómo lo dice, cambió mi percepción del mundo allá por mi adolescencia. Verdades como puños. Una revelación en toda regla. Un nuevo concepto de las cosas gracias a una lección de apenas 15 minutos...Geopolítica, gentuza, es Maquiavelo puro y duro. La triste realidad de los telediarios y alguna que otra lectura confirman día a día sus conjeturas. Irak y Afganistán vuelven a ser Vietnam. Nada ha cambiado. ¿Quién se beneficia? ¿Dónde está la pasta?... Que levante la mano quien termine de ver la película y no vea esos seis segundos repetidos una y otra vez en su mente.

 

En este film, la palabra clave es montaje. El mejor montaje que ví jamás en una obra cinematográfica y el más tenebroso, cruel y enmarañado de la historia de Estados Unidos... !!! El asesinato de John Fitzgerald Kennedy...!!!. Cambiar la ruta de un desfile, cargarse a la seguridad, apostar varios francotiradores y matar a un presidente en plena vía pública. Hay que tener una organización magistral. Pero hacerle creer a un país entero que todo esto fue obra de un solo hombre es una falta de respeto a la inteligencia del ser humano. Resulta que Lee Harvey Oswald disparó tres veces con un rifle de repetición manual en 5,6" y le ocasionó nada menos que siete heridas a Kennedy y a Connaly, causándole la muerte al primero con un disparo que le hizo estallar la cabeza y perder una tercera parte de su masa cerebral. Detienen a Oswald y antes del juicio, un tal Jack Ruby  le dispara a quemarropa y lo mata....Lo triste es que el mundo se lo creyó. Hubo un hombre, Jim Garrison, que se atrevió a reabrir el caso tres años después, desenredando el mas grande complot que ha existido en EEUU, haciendo ver con claridad a millones de personas. JFK es una película biográfica. Un puzzle impresionante que va tomando forma a lo largo de sus más de tres horas de duración durante las cuales el espectador no se despega de la pantalla...y documentos escalofriantes donde se nos muestra el momento exacto en el que le estalla la cabeza a JFK, con el cual no contó la comisión Warren, informe oficial del caso Kennedy. Hay que ser un maestro como Oliver Stone para conseguir documentales y de ficción....sencillamente perfecto. La mayoría de las personas pueden pensar que el objetivo de la película es descubrir al asesino/s de John Kennedy, y efectivamente, así es, pero hay también un segundo asesinato que también cobra mucha importancia, me refiero al de Lee Harvey Oswald, la película no llega o no se atreve a señalar a ningún culpable de Kennedy, pero si deja claro que Oswald no lo hizo, casi 40 años después de su asesinato el cine ha hecho un canto a la inocencia de Oswald, lo ha exonerado de culpa, lo ha dignificado al convertirlo en un mártir de un sistema policial tercermundista, que permite que a un detenido se le ejecute con un tiro a bocajarro, estando rodeado de policías, y apenas a tres metros de donde había sido asesinado Kennedy. Oswald es el coprotagonista de la película, la sombra de injusticia y linchamiento que rodeó su final son claramente expuestos en el filme. Cuando la película se estrenó en los EEUU fue tal el clamor popular que el Presidente Clinton, tuvo que autorizar la desclasificación de algunos documentos del informe Warren,  sin embargo va a seguir siendo "confidencial" durante treinta años más, puesto que se ha ampliado el plazo de seguridad. ¿ Es tan horrible saber quien mató a Kennedy? ¿Puede ser tan demoledor para la sociedad americana? ...¿Será que los asesinos de Kennedy y Oswald fueron los mismos?. Tristemente para ver la segunda parte de la película habrá que esperar treinta años más para el informe Warren íntegro...Aunque muchos historiadores, escritores y periodistas ya han lanzado sus teorías y yo personalmente estoy de acuerdo con ellas.

 

 

Soplaba un extraño viento la mañana del 22 de noviembre de 1963 en Dallas. Un policía encuentra a una mujer en estado de shock, que le advierte sobre algo que va a pasar aunque nadie sabe que es... En Nueva Orleans, el fiscal de distrito Jim Garrison asiste consternado a la noticia: han asesinado a Kennedy. En el bar, los sentimientos son ambiguos; no todos lloran al presidente, algunos incluso se regocijan con la noticia, acusándolo de comunista. A partir de aquí, la crónica es rocambolesca: un asesino solitario, capaz de ejecutar con un viejo fusil 3 disparos en 6 segundos, ex comunista y anticastrista, que es a su vez asesinado por el mafioso Jack Rubi, acabando éste asesinado en prisión. El gobierno redacta el informe Warrren, en el cual consta la teoría de un solo asesino, y cierra el caso... Pero tres años después al fiscal Garrison le asaltan las dudas. Leyendo el informe Warren, toma consciencia de las incoherencias del mismo: la bala mágica, irregularidades en las declaraciones de los testigos, autopsias apresuradas, una filmación que no ha sido tenida en cuenta... !!!decide reabrir el caso!!!. En ese mismo instante toma forma la "Teoría de la conspiración".

 

 

 

Oliver Stone dirige con JFK la que será sin duda su obra más polémica. Nada ni nadie escapa a la acusación de ¿quién mató a Kennedy?: CIA, FBI, mafia, empresas armamentistas, cubanos anticastristas enfadados con Kennedy por abandonarlos en la Bahía de los Cochinos, militares y hasta el propia vicepresidente que asumiría la presidencia, Lindon Johnson. Así, durante más de tres horas asistimos a acusaciones, pruebas, testimonios, testigos que desaparecen, la película "Zapruder", nombres, fotos trucadas, documentales de guerra  y una increíble biografía de Lee Harvey Oswald, el supuesto asesino. Todo esto es expuesto de forma apresurada, como si a pesar de la duración del film no hubiera tiempo de presentarlo todo. Este tipo de narración a veces confunde, cuesta digerirla, pero esto no le resta mérito. Al contrario, la complejidad del tema hace que resulte más creíble la aportación del director que la versión oficial. ¿Cómo es posible que se hayan pasado por alto tantas cosas? A Oliver Stone no le preocupa que nosotros sepamos quien fue el asesino, sino que veamos lo inverosímil de las conclusiones del gobierno. El señor "X" es quien le da las claves al fiscal, y al propio director. Les confirma que él se entera de la cruel noticia horas antes de que esta suceda y le enseña los trapos sucios del ejército. Pero además, les motiva. "El pueblo quiere la verdad, y la verdad está de su lado", le dice. Le induce a cuestionar, a investigar, a que la gente se pregunte: ¿qué pasó?. Lo convence de que lo importante es hacer dudar al pueblo. Porque es justamente el dudar de la versión oficial lo que hace que podamos tener un pensamiento libre.

 

 

Una encuesta realizada en 2.003 por la cadena de noticias norteamericana ABC confirmó que el 70% de los estadounidenses creía firmemente que el asesinato de John Fitzgerald Kennedy fue debido a un complot, en contra de lo establecido en su día por la Comisión Warren, cuyas conclusiones tienen, a día de hoy, carácter oficial, y que determinó que el magnicidio se debió a la actuación en solitario de Lee Harvey Oswald, por motivaciones personales y sin ayuda de ningún agente del gobierno. Alineándose con la mayoría de sus compatriotas, y tomando como punto de partida el interesante libro "On the trail of the assassins", del fiscal Jim Garrison, Oliver Stone, siempre muy crítico con la política norteamericana de la segunda mitad del siglo XX, nos ofrece la que es, sin duda, un documento fílmico absolutamente arrollador e hipnótico, utilizando un lenguaje más cercano al documental que a la ficción. Con un montaje magistral, una fotografía espléndida y con un reparto estelar extraordinario, Stone nos desgrana la teoría de la conspiración de Garrison con la convicción de un fanático en posesión de la verdad, desmontando la versión oficial establecida con argumentos prácticamente irrefutables, y señalando con su dedo acusador hasta las más altas esferas del poder, la política, la mafia y la industria estadounidense. Posiblemente nunca sepamos de verdad qué ocurrió aquel 22 de noviembre de 1.963 en Dallas. Sea como sea, y aunque finalmente la teoría defendida en esta película se demostrara como falsa, lo único indiscutible es que nos hallamos ante una obra impactante, valiente y magistralmente dirigida. Da miedo los Estados Unidos que nos pinta Oliver Stone. Da miedo lo convulso de aquella época, pero da miedo porque lo que el pueblo veía era sólo la punta del iceberg; bajo la capa de la "seguridad nacional" se urdían tramas a cual más oscura. Stone nos ofrece tres horas de puro suspense, reconstruyendo al milímetro todos los incidentes que rodearon el asesinato de Kennedy. La película es exhaustiva y obsesiva en sus indagaciones, siendo apabullante en ocasiones la gran cantidad de información, pero Stone mantiene firme el pulso durante todo el metraje y presentar el caso de la forma más apasionante y esclarecedora posible. Es intensa y hace gala de un espíritu apasionado y que, sobre todo, pone en tela de juicio ciertas actuaciones de un país que siempre ha presumido de ser el máximo ejemplo de democracia. Los americanos y su intrínseca hipocresía, nunca cambiarán.

 

 

Lo mejor del filme a nivel técnico es el prodigioso montaje de Joe Hutshing y Pietro Scalia, una verdadera muestra de arte que alterna una infinidad de metraje real con verosímiles reconstrucciones, conseguidas por la excelente labor en fotografía de Robert Richardson. Cuenta además con el fidedigno diseño de producción de Victor Kempster, y una nostálgica y apabullante partitura de John Williams. Mención aparte se la doy al discurso final de Kevin Costner, palabras de enorme trascendencia que solo en su actuación provocan ese incontestable sentimiento de admiración, alguien que no se rinde jamás en la búsqueda de la verdad y la justicia, en especial cuando observa directamente al publico pronunciando ese ya inmortal “It’s up to you”, un epilogo inconmensurable, indeleble, y lleno de corazón, como solo el buen cine es capaz de capturar, un momento para la eternidad.

 

El arte de montar una película, es el soberbio trabajo que realizaron Pietro Scalia y Joe Hutshing, responsables con sello propio, con carisma, y de gran parte de la arrolladora estética que tiene el film. Scalia y Hutshing dan a la trama una grandísima agilidad, haciéndola extremadamente entretenida, pero también podemos percibir algo más, algo que incluso el espectador poco habituado puede notar y averiguar, una tensión oculta que crispa el espíritu y excita, un corta y pega de planos y escenas que van aumentando la presión arterial y que lucha salvajemente contra el nervio del público; ya lo podemos percibir como un anticipo resumido en el magistral prologo inicial que abre JFK, mezcolanza de imágenes de archivo e imágenes ficcionadas... Un crítico dijo: “nunca en todos los años de la historia del cine, un Oscar fue tan merecido como el que ha recibido J.F.K...al mejor montaje. Os recomiendo que todos se enriquezcan con las dudas y el ejercicio reflexivo que provoca esta película, y con los atributos artísticos y técnicos que nos hacen entender qué es lo que hace que el cine sea cine. JFK quizá sea la película más oscura y polémica que ha ofrecido nunca el cine norteamericano, con un discurso que debería interesar a los ciudadanos de todos los países porque, en esencia, no habla solamente del asesinato del izquierdista Kennedy, sino que también nos muestra las grietas de un sistema político en el que cuando algo no interesa económicamente, se arregla mediante un ajuste cuestionable. Asesinar a un presidente elegido democráticamente no es un simple crimen humano, es la semilla que engendra una duda muy seria. Y admitámoslo, JFK siguen siendo un tabú hoy en día, unas letras que siguen perturbando y que demuestran que Kennedy no es todavía un ideal dormido, porque sus siglas laten con fuerza. La película, como todas las de Oliver Stone es un cúmulo de virtudes y defectos que si bien en otras muchas producciones son más los segundos que los primeros aquí ocurre lo contrario, quedando "JFK" como, probablemente, la mejor película de Stone, clásico donde los haya. El asesinato de Kennedy sigue a día de hoy siendo objeto de teorías conspiratorias, pero prevalece la verdad oficial, gracias a películas como ésta... Así podemos intentar acercarnos a este impensable magnicidio desde la óptica del siglo XXI. Dicen que a Oliver Stone le empezaron a caer palos por todas partes cuando se decidió a filmar el libro de Jim Garrison, así que, para que todos se lo tomaran y le tomaran en serio, adaptó el guión de una manera que no quedase lugar a dudas sobre los agujeros negros, incongruencias, abusos de poder y sospechas varias que rodearon el asesinato. Así, hace una película con vocación de documental e investigación policíaca que es una delicia, y además sin olvidarse del elemento artístico innato en toda obra cinematográfica. Montaje, fotografía, banda sonora cohesionada, interpretaciones que te dejan atónito y unos diálogos repletos de perlas. Curiosamente, de entre todos los discursos, el más impresionante fué el del fiscal Garrison en el juicio, cuando se rodaba esta secuencia, Kevin Coster lloró.

 

 

Porque "JFK" no es una más de las muchas ficciones que se realizan anualmente sobre magnicidios, complots y conspiraciones sino una reconstrucción del asesinato de John Kennedy y lo que es más importante, una especulación bien fundada sobre su verdadera autovía, resaltando los oscuros intereses y verdaderos beneficiarios de ese crimen. La teoría oficial no duda en señalar a Lee Harvey Oswald como el culpable pero por lo que sé y lo que aparece en la película, parece evidente que nos encontramos con una enorme mentira, que no sabemos hasta dando llega. De hecho, lo que realiza Oliver Stone es una especie de documental histórico, manejando una cantidad de datos, nombres e informaciones. Es recomendable leer algo sobre el tema para tener una base cuanto más amplia mejor porque a veces el director da por sentado que el espectador, norteamericano supongo, tiene unos conocimientos superiores a los reales. El reparto es impresionante, la película tiene mucho estilo, el montaje, la fotografía con esos filtros y esa luz, el guión o la dirección exquisita, pero sobre todo queda esa llamada de alerta para no hacer como el avestruz, conocer la verdad y hacer justicia. Cierto que hay mucho mito sobre Kennedy, fue él quien permitió la invasión de Cuba o la intervención en Vietnam o que también se puede echar en falta más claridad argumental, más objetividad en el planteamiento, más intriga, cosa difícil dado el carácter verídico de los hechos, y sobre todo, más cine en vez de documental. Ahora bien, prefiero comentar este análisis político a lo Noam Chomsky con el complejo militar-industrial a la cabeza. La denuncia como "fascismo" de un gobierno oculto o no que actúa con total impunidad, hasta llegar al asesinato, es dar palos de ciego: ese gobierno se llama democracia. Una manera muy directa de tratar un tema tan delicado, y que aún escuece en el pueblo Norteamericano, así como que sigue teniendo muchas preguntas sin respuestas casi mas de cincuenta años después, haciendo que hasta el mismísimo gobierno americano volviera a revisar el caso, sin duda Oliver Stone consiguió llamar la atención de todos, incluso de los mas altos cargos del gobierno norteamericano. JFK aún con su aire denso y analítico, bombardea con una serie de antecedentes, nombres y datos típicos de un thriller político de altura, basado en una historia real insertada en el corazón de la cultura americana. Los premios y nominaciones son merecidos, por ejemplo con un montaje que abofetea cualquier falta de interés desde el espectador. Una cinta de reivindicación, en este caso de quienes no se conformaron con una pobre versión oficial y sacrificaron sus carreras por llegar más allá. Un film de esos que sienta precedente y se erige como referente con aires mixtos de antecedentes biográficos, forenses e intrigas, incluso analizada por el Congreso estadounidense. Nada de lo que crea saber posiblemente sea cierto.

 

 

 

 

Una obra que a pesar de su larga duración, engancha por completo en su tela de araña, repleta de incógnitas, que aun hoy  persisten. Llega a presentar pruebas fidedignas, que elevan las sospechas sobre lo que ocurrió en Dallas en 1963, apoyándose en un video casero contundente, en el que se recoge la muerte del presidente. Oliver Stone presenta las piezas del puzzle sobre la mesa y va construyendo alrededor de las mismas una trama repleta de intriga y suspense. Plantea cuestiones e innumerables incógnitas sobre lo que se contó en la versión oficial del caso, llegando a mencionar a diversas entidades y personalidades que pudieron estar implicados, como el FBI, Fidel Castro, la CIA y el propio vicepresidente Lindon B. Johnson, dejando entrever que la figura de Lee Harry Oswald fue cabeza de turco, la punta de un iceberg tras el cual existieron mayores sombras. Un relato complejo, lleno de un ritmo aplastante, atractivo y fascinante. Tal día como hoy se cumple el cincuenta y tres aniversario del asesinato en Dallas de John Fitzgerald Kennedy, político carismático y popular, que según las investigaciones del fiscal Garrison, fue víctima de un complot. Su muerte marcó el principio de una época traumática para la imagen propia de la sociedad americana. En mi opinión, la versión oficial de la comisión Warren no se ajusta a la verdad, acusando como único autor a Lee Harvey Oswal, al que utilizaron para desviar la atención y engañar al pueblo americano. Kennedy se había ganado multitud de enemigos: los anticastristas, la mafia, Fidel Castro, la U. R. R. S., también había destituido a “vacas sagradas” de los servicios de inteligencia, pero yo me inclino por la versión de la película de Stone y la teoría de Garrison, una conspiración entre el Pentágono, la C. I. A. y el FBI. Incluso me atrevería a decir que los mismos “poderes fácticos” es encargaron de “ejecutar” cinco años después a Martin Luther King y al Senador Robert Kennedy, como anteriormente, en 1962 a Marilyn Monroe.

Para redondear tan ambiciosa empresa, se apuesta por un reparto de lujo, a mi me convencen especialmente Gary Oldman, tan camaleónico como de costumbre y un estimulante Tommy Lee Jones.

 

 

 

UN EPILOGO CON SABOR A CINE......!!!QUE GRANDE ES EL CINE MR. STONE...!!!.

 

En la crónica negra de EEUU y sobre todo en Hollywood existen muchos casos que el paso de los años ha transformado en leyendas, pero probablemente ninguno de ellos sea más escabroso, extraño y trágico que el de Norma Jeane Mortenson, que el mundo entero conoció, y conoce, con el nombre de Marilyn Monroe, y que el 5 de agosto de 1962, aún no se sabe muy bien si se suicidó o la suicidaron. Al parecer, tenía no pocas razones para llevar a cabo lo primero, y sin lugar a dudas hay numerosos motivos para pensar que lo segundo es muy posible, con lo que, entre razones para suicidarse y motivos para que la suicidaran, parecía imposible que ésta, al mismo tiempo luminosa, mujer pudiera vivir más allá de los treinta y seis años, como finalmente ocurrió. Pero Marilyn existió al menos, y su vida derrochó una luz mucho más intensa de la que sus contemporáneos adivinaron...Y tanto su asesinato como el de los Hermanos Kennedy y cientos de otros, que raspan el espejo político, ya forman parte de la historia del que se dice llamar el mayor país demócrata del mundo, cosa totalmente incierta.