R E B E C A

 

DE

ALFRED HICHCOCK

 

 

 

 

 

 

Anoche volvía  a ver por enésima vez esta fascinante película, y volví a sentir la angustia, la inquietud, el desasosiego y esa atmósfera onírica e irreal que desprende el film, conducido por la mano maestra de Hichcock en su debut americano, pero también hay que destacar a ese gran productor que fue David O. Selznick, que puso toda la maquinaria de Hollywwod al servicio del maestro inglés. La popularidad de la novela de Daphne du Maurier, de quien mas tarde Hitchcock adaptaría también "Los pájaros”, y el peso específico de los actores Laurence Olivier y Joan Fontaine que bordan su trabajo, y el éxito comercial del film han sido factores que quizá hayan contribuido a destacar la importancia de este film, por otra parte condicionado por la falta de experiencia del realizador en un entorno extraño, distinta forma de trabajar con respecto a la anterior etapa inglesa y el control férreo de Selznick. Sin embargo, “Rebeca” funciona siempre a pesar de los años como un apasionante melodrama romántico, como una siniestra historia necrófila, como un cuento de hadas perverso y como un thriller inquietante. Cada uno de esos elementos basta para mantener la solidez de “Rebeca” pero sólo mediante su conjunción se llega a ese resultado atemporal, aunque los personajes son estereotipos: el marido atormentado por su pasado, la esposa ingenua y tímida, la criada celosa y malvada, el amigo cruel. La grandeza de “Rebeca” reside en el recurso dramático de la estructura de relaciones en torno a un personaje ausente que gira alrededor de un vacío cuya presencia únicamente se intuye a partir de referencias; éstas serán al principio objetos, un jarro, un tocador, una habitación, unas iniciales, pero después llegarán a abarcar el propio comportamiento de los personajes. El ama de llaves constituye un primer doble físico de Rebeca proyectando sobre ella toda su ambición y maldad; pero la nueva señora de Winters se convertirá involuntariamente, en el segundo doble de Rebeca, recogiendo esa secuencia inolvidable. por su belleza y majestuosidad en la escena que precede al baile de máscaras.

El comportamiento de todos los personajes radica en la ambigüedad: el marido y su doble atracción hacia el pasado y el futuro, la nueva señora de Winter debatiéndose entre su ingenuidad y el deseo de asimilar la personalidad de Rebeca para complacer a su esposo, la criada manteniendo vivo el recuerdo de algo irrepetible. Por otra parte, visualmente Hitchcock ofrece uno de sus más sugerentes espectáculos, tanto mediante la movilidad de una cámara que alterna la descripción con la psicología como a través de un decorado, " Manderley"...cuyo misticismo sólo podrá compararse en la Historia del cine con Xanadú, en la inolvidable Ciudadano Kane. Lo cierto es que a mi Alfred Hitchcock me atrapa siempre...es uno de mis 10 directores favoritos. Es esta su primera película de su etapa americana, la única premiada con el Oscar y donde demuestra mejor su talento de genio del suspense.
Normalmente los cinéfilos vemos en Vértigo su mayor obra, película que a mi me parece sensacional, pero teniendo en su filmografía "Psicosis", "Testigo de Cargo", "El hombre que sabía demasiado" o "Con la muerte en los talones" entre muchas otras, en ocasiones es muy difícil, pero muy difícil ponerlas en orden y decir: "Esta es la mejor". Sin embargo y para ser sinceros yo veo en Rebeca algo que no ví en Vértigo, y no pretendo menospreciarla, seria descabellado, porque también tiene enorme calidad y magníficas interpretaciones... Rebeca siempre mantiene la tensión y la carga que tiene que soportar una joven sin nombre dándole vida una exquisita Joan Fontaine, tímida y dulce, que se siente empequeñecida por el nombre de Rebeca y por la figura fantasmal de una mujer ausente durante todo el film y sin embargo presente en cada rincón de Manderley, y frustrada por la actitud fría de su marido, un impecable Larry Olivier. A ello se le une la señora Danvers (Judith Anderson), una ama de llaves, que ocupa un lugar destacado en la lista de los "malos del cine" y que hace una ambigua interpretación de una mujer totalmente enamorada de ese fantasma llamado Rebeca. También merece ser mencionado George Sanders en su papel de Jack Fabel, primo de Rebeca. Otra de las cosas que hace a esta película una obra de culto es la exquisitez de su maravillosa fotografía, a la que hay que añadir una banda sonora pegadiza, un magnífico guión y un buen montaje. A todo esto se une al misterio y el suspense, con una dosis de romance, y la peculiar presencia de un personaje ausente durante todo el metraje.... !! Bienvenidos a Manderley... Bienvenidos al mejor cine !!... Tiene secuencias geniales, como la conversación ante el proyector entre los señores De Winter, la fiesta de disfraces, la resolución del caso de la muerte de Rebeca,  y la espectacularidad de Manderley ardiendo....

 

 

 

 

Todos los cinéfilos y amantes del buen cine, tenemos una cita con REBECA:

 

 

 Una cita para revisar el único film del maestro por el que le fue concedido un oscar a lo largo de toda su carrera.

 

Una cita para dejarse envolver por los múltiples misterios ocultos entre los muros de Manderley, siempre atentos a no profanar el ala este de la mansión, el templo donde mora la memoria de Rebecca, vigilada celosamente por la Sra. Dambers.

 

Una cita para acompañar en su terrible odisea a la única heroína del cine y de la literatura carente de nombre propio, para aumentar, si cabe aún más, el sentimiento de despersonalización, empequeñecimiento y anulación a que es sometida, magnificado porque Rebecca, tenía una arrebatadora personalidad y está presente en todos los rincones de la mansión.

 

Una cita para revivir la tortura interior de Maximillian de Winter, el poseedor de un angustioso secreto, quien, bajo una óptica contemporánea, tomaría el papel de inconsciente torturador, por sus brotes de ira y por el abandono a que somete a veces a su joven esposa.

 

Una cita para aterrorizarnos con la perversión de la patología lésbico-necrófila de la Sra. Dambers, magistralmente interpretada por la actriz Judith Anderson, en un papel que la encasillaría durante toda su carrera.

 

Una cita para admirar la magistral interpretación de George Sanders en el papel del cínico, chantajista y amoral Jack Favel.

 

Una cita para volver a ver una de las obras maestras de Hitchcock, mezcla de historia de intriga, cuento gótico y melodrama romántico, que, como todas las obras maestras, aumenta su capacidad de fascinación con el paso del tiempo

 

 

 

 

 

Soy un auténtico fan del maestro Hitchcock, todas sus películas me fascinan, unas más que otras, pero ninguna me ha decepcionado. Para mí Rebeca es simplemente, la mejor. Todo, absolutamente todo, me parece inmejorable. Cabe destacar a Judith Anderson, la temible ama de llaves, esa mirada fría, esa silueta en negro que se pasea por los pasillos de Manderlay, espectacular.... El personaje de Joan Fontaine, de la que no sabemos su nombre, puede resultar un poco desvaído al principio pero cambia cuando tiene una larga conversación con el ama de llaves, aunque bien dicho, ésta es la que habla prácticamente en todo, ese encuentro en la habitación de Rebeca hace que despierte  y se de cuenta de que ella es ahora la esposa de Maxim De Winter y que ya es hora de " enterrar " a Rebeca para siempre. Ahí es cuando su personaje crece más. Laurence Olivier, que manera de hacernos pensar... La presencia de Rebeca se siente en toda la película y aunque nunca aparece nos podemos hacer una idea personal de como sería físicamente por las constantes descripciones que se hacen de ella. La película está llena de escenas inolvidables, nunca me cansaré de volver a verla. Gran final, solo como el maestro sabía hacer. El film es un thriller psicológico con componentes de drama, romance, misterio e intriga policíaca. El relato, constituye un prodigio de misterio, tensión e intensidad. Contado en "flashback", un personaje ausente es el motor de la acción. Los caracteres se presentan bien construidos y con profundidad, incluso el de los secundarios. Los diálogos y las imágenes hacen presente en la historia un extraño personaje que no aparece nunca, pero mantiene en vilo la atención del público. Se palpa la presencia insidiosa e inquietante del mal, el asedio que levanta en torno a la inocencia y la mella que hace en ella. Hitchcock maneja con habilidad los recursos visuales, verbales y arguméntales que generan inquietud. Cabe destacar el uso que hace de un pasado amenazador, de las sospechas que levanta y de su manifestación a través de actores implicados en la acción. En España, donde tuvo un enorme éxito, determina que el tipo de jersey que viste la protagonista reciba el nombre de rebeca, acepción aceptada por la Real Academia e incorporada al Diccionario. El presupuesto permite al realizador construir un escenario amplio y temible, inspirado en la mansión de "Xanadú", de "Ciudadano Kane", con escenas destacadas como el baile de disfraces, la del acantilado, la de los coches a la carrera. La música, de Fanz Waxman, se apoya en una partitura de 21 cortes, que contribuye a la creación de la potente atmósfera del film. Destacan los temas "Main Tittle", "Opening Scene", "Sra. Danvers", "Manderley Ball" y "Epílogo". La fotografía, de George Barnes es un notable trabajo de cámara, que refuerza con sombras, proyecciones de sombras, espacios desolados, imágenes del mar embravecido. Como la mayoría de las comedias, “Rebeca” basa su conflicto argumental en un equívoco. Una mujer piensa que su marido se ha casado con ella para sustituir a su esposa fallecida, cuando en realidad lo ha hecho para olvidarla. Todas las escenas de la primera parte ilustran esta situación. Así, los esfuerzos de la nueva esposa por suplantar a la antigua dejan en evidencia no sólo la distancia entre ambas sino gran confusión: Max de Winter espera de su mujer lo contrario de lo que ella intenta hacer ya que se ha casado por carecer completamente de los atributos de la difunta Rebeca. Hitchcock, que se sentía atraído por el humor subyacente de la historia, siempre dijo que la película era más de Selznick que suya. El maestro tenía razón, puesto que la historia que realmente narra “Rebeca” es de una hilarante crueldad. La protagonista ni siquiera tiene nombre. El papel que juega en la vida de Max –que ni sabe cómo se peina o viste, y no tiene la delicadeza de retirar la mantelería alusiva a la anterior Señora de Winter, se limita en último término a ayudar a quemar su pasado....El servicio la observa, divertido, y Max sin pretenderlo es, cómplice. Ahí surge la tensión que, a mi entender, hace de “Rebeca” una película magistral, la eterna violencia que se da entre –disculpen la cita, pero no hay expresión que lo defina mejor- la realidad y el deseo, que Daphne du Maurier concibe y que Hitchcock muestra encarnándola en dos escenarios concretos, dos habitaciones. El dormitorio de Rebeca, que Rebeca no es y que no existe más que en la mente fetichista de la Sra. Danvers- y el interior de la cabaña, la que en realidad era de Rebeca. En ésta última está la solución del secreto de Rebeca, y no me refiero al mediocre misterio relacionado con su muerte y que deberemos padecer antes de que acabe la película. A lo largo de la filmografía de Hitchcock, esto será un recurso muy común, como sucede con la habitación de Norman Bates en “Psicosis”.

 

 

 

 

Hitchckock es mucho Hitchcock y la cosa tiene su ritmo y algunos toques de su humor y al final también hay un poco su suspense y su misterio en plan cine negro, pero el grueso del asunto es un denso melodrama sobre la vida matrimonial de una pareja formada por un rico aristócrata y su jovencita esposa que le cuesta adaptarse al estilo de vida que exige la mansión de Manderley...De manera que la Señora de Winter está más sensible de lo normal y se pone de los nervios por algo tan tonto como no llevarse bien con el ama de llaves... Y luego inventa el concepto de los necro-celos al darse cuenta de que la anterior esposa del magnate no sólo falleció en misteriosas circunstancias, sino que además era mas bella que ella... Y el Señor de Winter tampoco es que ayude demasiado, pues es un caballero antiguo, de los que piden la mano con el mismo tono con que piden la sal, y no tiene ni la delicadeza de enseñarle dónde están los lavabos del ala. Hitchcock es bastante fiel a la novela de Maurier, aunque se permite ciertas licencias. El resultado es una obra maestra y una de sus mejores películas. Lo más sorprendente de esta película es que está rodada en 1940. Sólo un genio como Hitchcock pudo realizar una obra que sigue viéndose muchos años después. Y es que este hombre era un visionario. Y Daphne Du Maurier también lo era... con sus historias cargadas de negatividad, crueldad y misoginia... tan de moda hoy en día. Desde luego la novela original de Daphne Du Maurier, que también escribió LOS PÁJAROS es una golosina... una auténtica gozada para llevarla al cine. Pero es que Hitchcock es capaz de ilustrarlo mejor de lo que cualquier mente del lector pueda imaginar: ese Manderley... esa ama de llaves, esa esposa de Max De Winter, que de puro tímida e insegura parece tonta... y dan ganas de abofetearla a veces para que espabile...

 

¿OS PODÉIS CREER QUE EN NINGÚN MOMENTO DE LA PELÍCULA SE DICE EL NOMBRE DE ESTE PERSONAJE, PARA REFORZAR LA PRESENCIA DE "REBECA"?

 

 

 

 

 

 

 


Claramente, la película tiene dos partes. La primera de emociones humanas y la segunda de emociones policíacas. Pero en definitiva, EMOCIONA. El final es sorprendente. Que en 1940 un ama de llaves que idolatra a Rebeca muestre claras tendencias de amor casi lésbico hacia la que anteriormente fue su Señora... Me gustaría conocer un dato: ¿cuantas películas de los años 40 incluían como parte del guión el cáncer como causa de muerte...? Otra joya de Hitchcock, un regalo para el cine, y para los amantes del mismo, y es nadie como él es capaz de hacer de un hecho normal, algo sublime. Esta vez, adaptando la historia de la “Cenicienta” en forma de pesadilla, crea una película con varios sabores, pasando desde lo dulzón hasta lo amargo en menos de un sorbo. La película comienza con una empalagosa aunque extraña historia de amor en Mónaco, pero pasado esos momentos de amor, comienza la dura lucha de la enamorada, contra viento marea, para mantener al amor a su lado, pero todo el transcurrir es misterioso, como que falta ese punto que le de la claridad, y cuando esto va a pasar, se produce un gran acontecimiento, que cambia toda la visión de la película, ¡tremendo Hitchcock!. Pero no contento con lo presentado, con esa maravillosa mente que le dio el Creador, vuelve a sorprender, de tal forma, que vuelve a maravillar y dejar estupefacto al espectador al asiento, con la boca abierta y agradeciendo una vez más, la genialidad de el mejor director de todos los tiempos. Reconozco que descubrí en Rebeca a Joan Fontaine, y que dúo con el atormentado Olivier. La he disfrutado y no me ha decepcionado en nada, a nivel crítico resalto como MARAVILLOSA la iluminación del maestro, en un blanco y negro lleno de matices  Vuelvo a reiterar que es una de las mejores obras del genio, con un guión complejo, pero desarrollado de forma magistral. Con un comienzo encantador, en el que rápidamente conocemos el carácter de los personajes protagonistas, el desarrollo es de una intensidad emocional alta. Resulta sorprendente como Hitchcock consigue crear esa atmósfera angustiante alrededor del matrimonio De Winter, donde el recuerdo de Rebeca está siempre presente, dificultando la felicidad de ambos. Observamos como el tierno personaje de Joan Fontaine madura bajo la presión que "el aura" de Rebeca ejerce sobre ella, encarnado en cualquier detalle de la mansión y y resaltado por la figura de la ama de llaves. El brillante final, sorprendente y sutil, corona un film merecidamente catalogado como una obra arte. Rebeca, película de grato recuerdo personal ya que la pongo en mi lista, como el inicio de mí pasión cinéfila. Recuerdo que fue una de las muchas películas, que ví en televisión española cuando sólo existía un único canal allá por los años setenta, en aquel programa que daban todos los sábados por la noche, que se iniciaba en la pantalla en blanco y negro, con unas imágenes de luces de neón y unos focos en el que salían las letras SÁBADO CINE. Yo, que por entonces era un niño, recuerdo irme a dormir sin poder quitarme de la cabeza como si fuera una especie de pesadilla, aquella mujer vestida de negro, de cara blanca y fría, con las manos cruzadas hacia delante de Miss Danvers, una especie de barroca bruja de cuento infantil.... para mí, el ama de llaves por excelencia del cine.


Las novelas de la escritora inglesa, Daphne du Maurier, tienen dos características muy particulares: Destilan una particular tendencia a recrear mujeres dominantes con inclinaciones antisociales, por un lado, y bondadosas pero de débil carácter, por el otro. Podría, por esto, acusarse una tendencia misógina, pero por otro lado podría pensarse que quiere siempre a la mujer protagonista y que, simplemente, las que más le atraen literariamente son las mujeres fuertes con tendencias a la perversión y las mujeres frágiles pero muy íntegras, fáciles de señalar en cualquier recinto. En tal sentido, la señora du Maurier no especula ni exagera, y con personajes muy creíbles, construye historias de gran intriga, de profundidad psicológica y con un fuerte atractivo del que no es fácil sustraerse. Muy ajustado a todo esto y por exigencia de Selznick que estaba encantado con la trama, el filme se desenvuelve primero como una historia romántica, con un nuevo héroe salvado del suicidio, esta vez es una chica que se cruza incidentalmente  y a quien luego conoceremos como Maxim de Winter. Observen bien su nombre porque, algo parecido a un fuerte invierno, será lo que espera a la dulce pero apocada jovencita, que acepta casarse con él… y de quien nunca sabremos su nombre, como si no fuera nadie que haya que recordar, según la tratan los “nobles” que la rodean. Quedan varias lagunas que no obtuvieron respuesta: ¿Estábamos ante una justicia plenamente vendida?, ¿Qué sabía Ben que no dijo por el temor al asilo?, ¿Cómo murió la primera mujer encontrada?, ¿Nadie cotejó sus huellas, ni examinó su sangre?, ¿No se le ocurrió pensar al fiscal, si sería lógico que una mujer decidida a suicidarse, se ponga en el cuento de perforar un barco y abrir las válvulas de desagüe, en vez de lanzarse en alta mar y listo?, ¿Ningún médico forense descubrió el fuerte golpe que debería tener en la cabeza?, ¿Por qué al fiscal no se le ocurre llevar al estrado a la actual esposa?. Los espectadores profundos nos quedamos sin respuesta...estuvimos cerca, pero Hitchcock (el productor, o ambos) no se atrevieron con la aristocracia… pero esto es algo que sucede ahora mismo, en pleno siglo XXI. Al principio mencioné haberla visto por televisión, en aquellos años no existía Internet con la posibilidad que de poder ver una película que está descatalogada, me hubiera venido de maravilla, porque el no poder verla tuve que esperar años hasta tenerla en mis manos para degustarla cuantas veces me apetezca....No siempre tiene uno en la mano una obra maestra y un legado de culto, nada menos que de Alfred Hitchcock
 

 

 


Si nos remontamos a la época en que esta película fue realizada y tomamos conciencia que es de 1940, sin lugar a dudas llegamos a la conclusión acertada que la cinta es una notable muestra de talento y capacidad para llevar a la pantalla grande una historia. Yo dividiría la narración en dos tramos, el primero es el que nos va introduciendo la historia y un segundo trecho en que el ritmo se acelera y se exponen todos los recursos narrativos de Hitchcock basado en un guión muy bien logrado, complejo, perspicaz e inteligente en cada una de las vicisitudes que plantea. El argumento del filme es asombroso e inquietante, que despierta en el espectador la sensación de estar viviendo una irrealidad, donde el panorama parece normal y tranquilo, pero estamos tensos porque sabemos que de fondo hay algo que inquieta. Luego, entramos ya en una atmósfera densa, con la aparición de la ama de llaves, que incomoda su sola presencia. Hay mucha maldad, y siniestros intereses en este personaje, el cual está maravillosamente interpretado. En la película convive un terrible secreto, bien oculto, además se interrelacionan un pasado tenebroso y maléfico y un presente lleno de ingenuidad y fragilidad en torno al personaje de Joan Fontaine. En el filme se conjugan muy bien el drama romántico con el suspenso y lo maquiavélico, una fórmula que luego utilizaría en reiteradas ocasiones Hitchcock en sus otras películas. En definitiva, el estilo hitchcockiano aquí jalona la historia de Hollywood, una cinta que debe ser admirada y considerada como obra maestra del suspenso más romántico, de la elucubración más perversa, del ocultamiento de la verdad más hipócrita....

 

!!De visionado imprescindible en la filmografía del director !!...



-" Me encontraba ante la verja pero no podía entrar porque el camino estaba cerrado...entonces, como todos los que sueñan me sentí poseída de un poder sobrenatural y atravesé como un espíritu la barrera que se alzaba ante mí..."-

 

 

 

 


Este principio, aunque sólo la hubiese visto una vez, no se me olvidará nunca. La protagonista, sueña que regresa a la mansión en la que su vida entera dió un giro de 180 grados y pasó de ser chica de compañía de una vieja insoportable a la señora de la casa...Alfred Hitchcock siempre renegó un poco de esta película. Nunca la destacaba entre sus favoritas,  cuando curiosamente para mí,  junto a "Vértigo" y "Psicosis", es lo mejor de todas.. Brillante film, uno más, el de Hithcock, construido a partir de la ausencia, e ilustrado con una intriga y suspense que giran alrededor de una ausencia y de los hechos que la llevaron a la muerte. Manteniendo en todo momento el pulso y el tono siniestro, con que ya nos marcó al inicio del film. Por otro lado, más que las interpretaciones de los dos personajes principales, que están perfectos, destacaría la de los secundarios que enriquecen profundamente la historia y vehicula el film hacia el tono exacto que quiere dar su director, si bien, todo el mundo recuerda al ama de llaves y no hay que olvidarse de la breve, pero intensa, presencia de Florence Baters ni de la estupenda interpretación de un personaje típicamente "hitchconiano" de George Sanders. Parece increíble que Sir Laurence Olivier no se de cuenta de la bruja que tiene en casa. Que deje que Joan Fontaine pase por semejante cadena de disgustos, humillaciones y decepciones sin suponer que el ama de llaves, obsesionada y enamorada ...Es una joyita que si no has visto, deberías ver. Seguro que no te decepciona, a pesar de que quizás, no te guste tanto como a mi, que por este británico gordinflón y misógino, he de confesar, TENGO UNA TREMENDA DEBILIDAD.

 

 

 


El fantasma de Rebeca, otea durante todo el film... donde Hitchcock muestra una notable capacidad para manejar el tempo inicial, casi una comedia romántica de corte clásico, entregándose en el nudo a mostrar su capacidad para el suspense y las insinuaciones más morbosas. La censura cortó muchas alas de este drama, pero sigue quedando algo y lo planteado es mejor que lo resuelto. La primera película que vi fue "La ventana indiscreta", me pareció una excelente película sobre todo por lo pretencioso de su filmación. No he visto a nadie que maneje la cámara con tal nivel de destreza, capaz de filmar casi cuarenta minutos sin cortar escena alguna, es admirable y digno de ver. También elogiar "Los pájaros" y "Vértigo", la primera por el tema filosófico que esconde y la segunda es una vertiginosa cinta que tiene uno de los mejores finales que recuerdo.

 

Hoy estoy escribiendo sobre "Rebeca" y quiero expresar mi humilde, pero también respetable opinión sobre una obra de culto irrepetible, que muchas generaciones de amantes del cine conservarán eternamente en su memoria. Una obra maestra, una película sencillamente genial, abrumadora, portentosa y un drama angustiante que envuelve

 

Una arruga aceptada es mejor que un estilismo de cirugía tan artificial como innecesario. Es así como veo "Rebeca", sigue fresca para que el espectador disfrute de este clásico único.